PANCHITA Y SU COMIDA CRIOLLA SE ATREVEN EN TERRITORIO NACIONAL

Dicen que es el restaurante favorito de Gastón Acurio, su creador. Panchita aterrizó en nuestro país hace algún tiempo con la mejor selección de su carta de comida criolla peruana, emulando además en sus paredes, al mismísimo restaurante de Perú.

Harta abundancia se ve en Panchita, con sazón de mar y tierra, creaciones de la jefa de cocina de su símil peruano, Martha Palacios, quien estuvo viajando constantemente a nuestra capital para asegurar una carta que logre la misma experiencia para los comensales chilenos.

¿Para comenzar? Una generosa Sangrona ($7.800) preparada con vino tinto, Zumo de naranja, piña, chicha morada y zumo de limón. Puro frescor en cada sorbo y un bello color de brebaje que conquista a la primera.

La comida de Panchita está pensada para compartir. Son platos grandes y coloridos los que llegan a la mesa de los comensales que, en este corto tiempo, han repletado el local, haciendo ver que cada propuesta que Acurio trae a nuestro país, es un completo éxito.

Dentro de los piqueos es imposible dejar pasar los anticuchos. Sencillamente maravillosos. El de Corazón de Res ($9.800) es amable en boca, de sabor intenso, pero que no llega a molestar. El otro, de Pulpo ($11.800) está lleno de texturas y buena cocción. Cuesta que la gastronomía peruana falle en esto. Y ojo, que son bastante grandes ambos.

Por su parte el Rocoto Relleno ($14.800) seduce desde la entrada por su presentación tan monona. Por dentro se compone de carne y pastel de papa y si se mezcla todo al llevarlo a la boca, es realmente una delicia. Tenga cuidado con el picor.

Es importante -al menos para mi- mencionar la importancia que se le da a la presentación de la mesa y a la vajilla que se ocupa en Panchita, que logra hacernos viajar al país hermano y que no solo podamos sentir sus sabores, sino también su cultura. Dicho esto, me voy con los fondos.

Cito: «preparados con picardía y generosidad, servidos en porciones de las que pueden comer dos». Aquí comienzo con el Bitesck a la Sartén Montado ($16.800) cocinado en su jugo, con huevo, arroz, plátano y papas hilo. Podría parecer mucha cosa para una sola preparación, pero la verdad es que funciona muy bien. El huevo emulsiona, las papas entregan crocancia, la carne provechosa y el arroz, bueno es el arroz.

La Milanesa de Lomo Limeña ($15.800) acompañada de tallarines a la huancaína fue, sin duda, uno de mis favoritos de lo probado en Panchita. Es increíble como un plato tan simple puede ser tan rico. ¿Su secreto? Claramente el cariño, la preparación y los ingredientes de buena calidad. Un plato cálido en color y sabor que se disfruta con suavidad en la pasta y un sutil crunchi en el lomo.

No deje de preguntar por el Seco de Costilla entera de Asado de Tira Limeño ($18.800) con pallares y arroz con choclo, un clásico de la gastronomía peruana. Un cordero con más de cuatro horas de cocción que lo transforman en un bocado sedoso muy bien acompañado por la cremosidad de los pallares, el arroz y las verduras bien cocinadas.

Por el lado de los dulces, es difícil decepcionarse. El Queso Helado ($7.800) un tradicional postre arequipeño y la Torta de Chocolate ($7.800) mojadita en abundante manjar, son fieles representantes de cómo es la mejor forma de cerrar un festín de estos. Gracias Panchita por llegar a Santiago.

¿Dónde? Nueva Costanera 3979, Vitacura.

 

 

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