IL PAPARAZZO: COCINA MEDITERRÁNEA AMIGABLE CON TODOS

Una propuesta de cocina mediterránea italiana es la que trae Il Paparazzo directamente al puerto de Valparaíso, particularmente al turístico Cerro Concepción. Y lo bueno, es que su carta no solo se queda en risottos, pastas y pescados, sino que va más allá, abarcando sabores veganos, preparaciones para celíacos, mocktails y una carta de licores que quiere instruirnos a todos sobre el maravilloso mundo del gin.

Mauricio, Gina y Francisco son los socios que levantaron el restaurante pet friendly en la calle Papudo, donde hacen sus propias pastas caseras y la carta de vinos -que por supuesto no podía faltar- tiene cepas tan distinguidas como el Viognier, el Cinsault y el Mourvedre, además de las clásicas cepas blancas y tintas. La carta de gin tiene más de 30 etiquetas, incluidas algunas internacionales, como gin de Bolivia, Francia y Perú.

Comencé la velada con un fresquito Ceviche del Día ($11.900) que venía con tostadas y una Vidriola de Juan Fernández, para seguir con un Dúo Parmesano ($12.900) con camarones y ostiones en mezcla de queso parmesano, crema y pisco, que rompió de deliciosa manera en paladar la acidez del pescado.

En los fondos, un Filete Mar y Tierra ($19.900) que raramente puede fallar en sabor y textura, a no ser que la carne no esté tan blandita o al punto de cocción que queremos, algo que muchas veces tiene relación con el proveedor. La carne se acompaña de salsa cremosa de vermouth bianco y champiñones salteados con un risotto de camarones y caldo de langosta para no parar de cucharear. Por el lado de las pastas, un Fetuccine Frutti di Mare ($18.900) absolutamente suave y fresco, con una pasta muy bien lograda que se lleva el protagonismo en este plato. Va con con salsa de crema de langosta y mariscos de temporada ¿qué mejor?

En cuánto a los postres, probamos la alternativa vegana, 100% vegana. Esta Degustación de Postres ($8.900) trae panna cotta, mousse de chocolate y helado, para darnos un final rico y colorido.

¿Dónde? Papudo 424, Cerro Concepción, Valparaíso.

EL OTOÑO LLEGÓ A LA CARTA DE QUIJOTE RESTAURANTE

Comida casera con toques gourmet en pleno centro de Santiago, precisamente en la bellísima calle Nueva York. Ahí está Quijote Restaurante, hace ya seis años (diez años en Concepción) ofreciendo una carta bien versátil con productos del mar, carnes, pastas y sánguches, en un ambiente con formalidad casual que resulta bastante atrayente para los ejecutivos que llenan las céntricas vías capitalinas.

Y para comenzar, un Ramazotti Dulcinea ($6.500) con espumante, frutilla y albahaca como parte de los nuevos tragos que se sumaron en esta temporada. ¿En cuanto a las nuevas incorporaciones en carta? La Tabla Rocinante ($14.990) es un perfecto abridor de apetito para compartir. Tiene queso cambembert envuelto en masa filo, queso philadelphia, queso parmesano con salsa agridulce, futos secos, jamón serrano, frutas y crostinis. Completita.

Los fondos nuevos son apetecibles. La cocina en Quijote es buena, es rica, es abundante y está dirigida por el chef Sebastián Gamboni desde los comienzos en su sucursal de Santiago. Y como parte de estos nuevos fondos, probé el Risotto de Centolla al Azafrán ($12.500) muy cremoso, con un grano al dente, bien cocinado y una centolla tierna y de bello color que se desmenuza solita en boca. Por otro lado, el Linguini Vegetariano Estilo Thai ($6.900) con pasta larga, vegetales, curry amarillo, mani, jengibre, soya es un plato aromático y con mucho sabor a jengibre (demasiado quizás en esta ocasión), de texturas suaves. Un buen plato a un buen precio ¡Match!

El Lomo Saltado sobre Risotto al Vino Tinto no es nuevo en carta. De hecho está hace dos temporadas en Quijote, pero su recepción ha sido buena y han optado por mantenerlo ahí para sus comensales, muchos de los cuales son bien frecuentes según cuentan. Es un plato en donde el vino claramente se deja sentir y existe una acidez otorgada por el sazón de la carne que le da ese toque peruano.

Los postres en Quijote son realmente generosos. Muy generosos. Dulce Molino ($4.990) es para aquellos que buscan los cambios de temperatura en paladar y la crocancia al saborear ya que se compone de masa filo con manjar y crema con frutillas. Y viene con helado. Es una delicia. Y la Torta Quijote ($4.500 el trozo) es un enjundia que podría sonar bastante improbable. Hojarasca, biscocho vainilla, manjar, suspiro limeño, trozos de chocolate cubierta con merengue italiano y chocolate ¿Puede resultar ser rica tanta mezcla? Sí, puede resultar y resultar muy bien, no por nada es la favorita de los comensales y siempre termina sobre la mesa para cerrar varias veladas. Ojo, que también se venden las tortas completas (ver las variedades en https://santiago.quijoterestaurant.cl/carta/).

¿Dónde? Calle Nueva York 52 local n3, Edificio Ariztía, Santiago.

QUIJOTE RESTAURANTE: EL ÉXITO PENQUISTA EN EL CENTRO DE SANTIAGO

Había ido algunas veces por otros compromisos, pero esta vez me tocó ir a probar su carta. El frío afuera no daba tregua, por lo que entrar a Quijote Restaurante me resultó atractivo desde el primer momento. Y hablo del de Santiago, ya iré al de Concepción.

Esta nueva y generosa carta de invierno, que comenzó a principios de junio, se nutre de exquisitas cremas como gran novedad y mantiene, para su fiel clientela, los platos clásicos agregando aquellos que son más de temporada.

Las estrellas de la carta, como antes mencionaba, son tres: La Crema de Tomate, ácida y rica; la Crema de Lentejas, que se prepara tal como un plato, hasta con longaniza incluída, para luego pasar a cremarse, una delicia; y la Crema de Zapallo, un clásico de varios manteles invernales que nunca falla y que, con un toque de pesto como es en el caso de Quijote, queda insuperable.

El Sándwich de Merluza Frita y el Piqueo de Entraña fueron mis favoritos de la jornada. El primero con tomate, cebolla acaramelada, papas hilo, mayonesa y salsa verde en un pan que acompañó suavemente la preparación y la contuvo. Una renovada versión de un clásico de nuestras cosas. ¿Las entrañas? Llenas de sabor, acompañadas de papas nativas, vegetales grillados, salsa quijote y salsa verde para crear una completa armonía.

Quijote Restaurante está instalado en Santiago hace cinco años, en la calle Nueva York, intentado repetir el éxito que tiene su local penquista y que sin duda han logrado. Es cosa de ver a través de sus ventanales como los comensales repletan las mesas. Ellos mismos definen su carta como una «comida casera sin pretensiones».  

¿Quieren cerrar con algo dulce? Pueden compartir una enorme y mojadita Torta Quijote. Tome nota: Hojarasca, biscocho vainilla, manjar, suspiro limeño, trozos de chocolate cubierta con merengue italiano y chocolate. Por otro lado, les recomiendo probar el tibio y dulce Strudel de Membrillo con Helado para cerrar con una rica acidez en boca.

Quijote Restaurante es una muy buena alternativa para almorzar en pleno centro capitalino. O tomar desayuno, once o ir después de la oficina por un buen trago. Aquí lo tienen todo, una opción redondita que vale la pena conocer.

¿Dónde? Calle Nueva York #52, Santiago.

 

CHILEAN CUISINE: CUANDO EL PUERTO TE INVITA A COCINAR

Me considero una amante de Valparaíso. Quizás mi opinión es desde una vereda muy de turista, pero sus colores, cerros, paisajes, mística y nostalgia simplemente me hipnotizan, por lo que cuando me llegó la invitación de Chilean Cuisine para ir a verlos al puerto me fue imposible decir que no, aunque tuviera la agenda copada.

La experiencia que te invitan a vivir en Chilean Cuisine, de la mano de Guazzini Consultores, son sus Cooking Classes, en donde un team compuesto por chefs, sommeliers y guías turísticos te guían en la elaboración de un almuerzo (o cena) de principio a fin. Y cuando digo de principio a fin me refiero a esto: Junto a mis otros compañeros de viaje, nos juntamos con nuestra chef y guía Inés Márquez en la Plaza Sotomayor de Valparaíso (<3) y nos dirigimos directamente al Mercado El Cardonal. Antes de entrar en ese paraíso de sabores, olores y colores, discutimos nuestro menú.

 

Inés nos mostró una serie de posibilidades entre las que escogimos Pebre, Ceviche (de albacora), Empanadas de Pino, Charquicán, Alfajores para el postre y Pisco Sour para brindar. Una vez tomada esta importante decisión, nos internamos en el mercado para comprar nuestros ingredientes fresquitos. Así, nos paseamos entre los puestos y el patrimonio del puerto llenando nuestras bolsas de compra.

 

Volvimos a nuestra van cargaditos y emprendimos rumbo al Cerro Concepción, vecino del Cerro Alegre. Entre grafitis, escaleras, turistas y pendientes llegamos al hostal Pasaje Galvez, lugar que nos daría acogida para esta aventura culinaria.

 

Nos vestimos todos con coloridos atuendos de cocineros, gorro y pechera para disponernos a trabajar. Lavar vegetales, picar, cortar, pelar. Todo bajo la atenta mirada de Inés y Rosita quien nos ayudaba a mantener todo limpio y en su lugar.

 

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

El hostal es genial y en el salón que nos tocó cocinar la brisa marina entraba sin vergüenza por uno de los ventanales que tenía un pequeño balcón, al cuál no dudamos un segundo en asomarnos para disfrutar de la vista de las añosas y pintorescas casas.

Junto a mis compañeros seguimos incansables en nuestra tarea; amasar, preparar los mesones para cocinar, hacer nuestro «mise en place». Entre conversaciones, tips, fotos, risas y probadas se nos hizo muy entretenido.

 

Partimos por preparar el Pebre y el Ceviche de Albacora. Sé que viene muy de cerca el comentario, pero el Pebre nos quedó increíble, no podíamos parar de untarlo con pancito.

IMG_5547

El Ceviche de Albacora nos quedó fresco y lo acompañamos de un trocito de palta para equilibrar la acidez.

Y para hacer las empanadas tuvimos que meter las manos en la masa. Todos, con Inés de guía, hicimos del uslero nuestro mejor amigo para lograr que nuestras empanadas quedaran, no tan solo ricas, sino que también bonitas. Una especie de sana competencia se formó entre nosotros. Mientras eso sucedía, el Charquicán esperaba su turno en la cocina.

IMG_5519

Logramos un almuerzo realmente delicioso y lo mejor de todo fue lo bien que lo pasamos haciéndolo. Cada paso, cada ingrediente, cada preparación la hicimos con toda la dedicación del mundo, y puchas que se notó.

 

IMG_5558

Y como no podía faltar el aperitivo ni el postre, escogimos hacer el regalón Pisco Sour (normal y jengibre) y Alfajores que culminaron con dulzura y satisfacción para nuestro paladar. Me sorprendió lo fácil que nos resultó hacer los alfajores y para mérito de toda la clase, nos quedaron muy ricos. Pondré sí o sí en práctica la receta en casa.

IMG_5559

Nadie tocó un bocado sin antes poner la mesa. Esa actividad que es tan nuestra, tan familiar, tan ceremoniosa, la previa perfecta para saber que viene en camino un banquete digno de ser devorado.

¿Qué puedo decir de Chilean Cuisine? Que es algo que tienen que hacer, que deben vivir. Es un proyecto que se nota que está hecho con cariño y dedicación, con preocupación y detalles. Si bien es una actividad simple y sencilla, lo que se vive de principio a fin desde que vas al mercado hasta que terminas tu último bocado se siente mágico, se siente bien. ¿Será que el puerto tiene esa energía especial que atrae?

¿El precio? $40.000 por persona.

Sus coordenadas son: 

http://www.cookingclasseschile.cl/

https://www.facebook.com/people/Cooking-Classes-Chile/100010302765401

https://www.instagram.com/chileancuisine_cookingclasses/