DÍA MUNDIAL DEL HUEVO: LOS ALTIBAJOS DE UNA INDUSTRIA INDISPENSABLE EN CHILE

  • La producción de huevos ha pasado por harto este último tiempo: crisis social, pandemia, alza de precios, costos de producción. A pesar de ello, se mantiene como un alimento esencial en la canasta familiar básica de los chilenos.

Este 08 de octubre se celebra un nuevo Día Mundial del Huevo, un producto rico, fácil de cocinar y que se puede incluir en todas las preparaciones que hacemos a diario en nuestras casas. Desde el punto de vista nutricional, es un producto muy proteico que tiene vitaminas A, D, B, B12 y tiene colina, que es muy importante en el desarrollo de la lactancia en las mujeres embarazadas y que hace bien comerlo todos los días.

Según Patricio Kurte, gerente general de Chile Huevos, hasta abril de este año la producción nacional alcanzó unos 4.600 millones de huevos concentrándose, mayormente, en las regiones de Biobío y Ñuble, siendo suficientes unidades para abastecer el mercado nacional.

Pero ¿y qué pasa con las importaciones? El mismo gerente general aseguró al medio Trade News, que los países que lideran este mercado son Estados Unidos, Argentina y Brasil. Pero, para José Luis Moure, gerente general de Huevos Santa Marta este es “un tremendo problema sanitario, ya que la industria chilena tiene altas exigencias en materia de cuidados, aislamientos de enfermedades, análisis de trazas de antibióticos, control estricto de la salmonela y muchos otros resguardos para tener un producto sano y gallinas con el bienestar animal adecuado. Chile es un país que se caracteriza por tener un control severo y con muy buenos resultados en materia de enfermedades de los animales, esperamos que el resguardo se mantenga y se asemejen las mismas exigencias internas para los productos importados”.

La industria nacional del huevo ciertamente está creciendo y no solamente en producción, sino que también en políticas medioambientales y de sustentabilidad, así como también ha crecido el consumidor de huevos, que logró entender que este es un alimento tremendamente nutritivo, barato, versátil, sano y con un aporte de proteína difícil de igualar y compradores cada vez más informados, dispuestos a invertir por calidad y que se preocupan que las empresas sean responsables en sus procesos productivos y comerciales, así como también que incluyan una política certificada de cuidado animal y medioambiental. Los huevos de gallina sin jaula llegaron para quedarse y es una tendencia que se ve en muchos países desarrollados.

Los desafíos del 2021

Para José Luis Moure de Huevos Santa Marta “el principal desafío de la industria de este año ha sido combatir el alza de los costos de alimentos para nuestras gallinas, lo que ha significado un profundo análisis y trabajo especial en hacer más eficientes la cadena de producción”.

Según la Odepa, en los tres primeros meses de este 2021, la docena de huevos blancos subió en un 62%, en tanto que los huevos de color subieron un 39,7%.

Dentro de los factores que inciden en esta alza, que ocurre coincidentemente cada año durante los meses de otoño e invierno, es debido al alza mundial de las materias primas,  especialmente las relacionados a la alimentación de las aves, donde el maíz y la soya han subido casi en un 100% respecto a los años anteriores. Estas alzas son a nivel mundial, apalancadas por un aumento fuerte en el consumo, desde que comenzó la pandemia, teniendo en cuenta que es un producto tremendamente nutritivo y de bajo costo en relación a una ración de comida.

“El huevo es un producto estacional, con una concentración más pronunciada en el invierno. Este año esa curva ha sido más suave y no se ha traspasado el costo extra al cliente final, es ahí donde nuestro principal desafío es ser más eficientes”, finaliza Moure.

RESCATANDO NUESTRA IDENTIDAD EN KUNALKA

Hace algunos días tuve la fortuna de ir al Cajón del Maipo a conocer el restaurante Kunalka, del reconocido chef José Luis Calfucura junto con su socio Marcos Vilches. Su especialidad: la comida mapuche.

Antes que todo, debo decir que se agradece que se abran restaurantes en estos sectores de la ciudad, donde una vista apacible y montañosa acompaña perfectamente tu velada. Además, es super accesible y fácil llegar y se siente un aire más fresco al que estamos acostumbrados a respirar.

Sus mesas y pisos de madera te dan inmediatamente la pista de que estás en un lugar que la tiene clara, que tiene su propuesta bien definida y que te va a gustar tanto lo que ves como lo que vas a comer. Y no nos equivocamos. Junto a mi comensal tomamos asiento y fuimos atendidas por un mesero tan amable y dispuesto que nos largamos a conversar un buen rato con él. Hugo Loncomilla, mapuche, nos dio cátedra de los alimentos que estábamos a punto de probar. Mientras eso ocurría, nos ofreció Limonada con aromatizadores; menta y toronjil. Este último se ha usado durante generaciones en infusiones para «quitar la pena». «Es para que nuestros clientes se sientan bien», nos dice Hugo.

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La Limonada, casera obviamente, estaba bien rica, fresquita con un dulzor justo. Ellos la envasan en sus propias botellitas de vidrio con un sello bien rústico. Se ven bonitas y saben bien. ¡Que mejor!

Y para nuestra suerte el plato que degustamos no demoró mucho en llegar y se presentó frente a nosotros bastante majestuoso, lleno de aromas, colores y sabores que sentiríamos posteriormente. En una tablita con el nombre y logo de Kunalka bien puestos, se situaban un Pebre con papa morada y papa meñaiqui, una Pichanga Artesanal con queso de cabeza de jabalí, un Estofado de Piñones y una Plateada al Jugo. ¿Pueden imaginarlo? No es necesario, acá les traemos la maravillosa imagen.

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¡La carne estaba exquisita! Luego de una cocción de más de 3 horas quedó blandita y muy sabrosa. El estofado también requirió una cocción larga y a fuego lento lo que provocó que lo piñones, al igual que la carne, estuvieran blandos y fáciles de comer. Además, se entrelazaban con una selección de verduras que le daban sazón a la neutralidad de su sabor. A mi me pareció que estaba exquisito. Y no sólo eso, sino que también bastante contundente la porción. Para quedar llenitos y felices.

Mientras saboreábamos las preparaciones y comentábamos lo rico que quedaban los piñones como estofado, se acercó el chef Calfucura para conversar con nosotros. Hablamos de lo importante que es la abundancia en la comida mapuche para tener las energías suficientes para trabajar la tierra, como lo hacían nuestros ancestros, de lo necesario que es sacarle provecho a todos los alimentos que tenemos y que no conocemos, de darnos el tiempo para preparar la comida, de que ésta sea lo más fresca posible y de dejar completamente de lado aquellas preparaciones «al minuto» que encontramos en sopas, pastas y arroces llenas de aditivos químicos que a la larga terminan por enfermarnos. Sin duda el chef José Luis Calfucura es sabio dentro de su rubro.

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Nos fuimos más que contentos de Kunalka porque además de satisfacer nuestro apetito, enriqueció nuestros conocimientos y nos dio la oportunidad de probar esta gastronomía que no se encuentra en todas partes del mundo. ¡No se la pueden perder!

¿Dónde?: Camino al Volcán 675, La Obra San José de Maipo, Santiago.