- El mítico Berlín colegial, se toma marzo, en una reinvención que proviene desde el Sur de Chile, en un formato que contempla una textura crujiente, sin exceso de aceite, con dobles rellenos que se mezclan perfectamente para ofrecer una experiencia culinaria antes no visto en este tipo de preparación.
La llegada de marzo, marca el fin de las vacaciones y el retorno de una serie de preparaciones gastronómicas más asociadas con el “año regular”. En este sentido aparecen nuevamente los berlines, ese dulce de forma esférica u ovalada, masa dulce frita rellena de crema o mermelada, muy similar al profiterol, clásico de la repostería nacional que en esta ocasión viene reinventado, una versión 2.0 de lo que se conocía anteriormente.
¿Qué los hace tan especial? La tradicional pastelería Ñancupil y Sanhueza de Los Ángeles le dio una vuelta a la forma de preparar los berlines y junto a una elaboración casera, 100% artesanal –con una experiencia de quince años– decidieron abarcar tal vez los mayores problemas del producto: terminar con el exceso de aceite (para evitar ponerlos en una servilleta antes de comerlos), de la mano con mejorar su relleno “la idea partió por no comer una masa extra frita y sin un sabor particular”, explican.
“Nos dimos cuenta de que queríamos ofrecer un producto rico y sano. Por eso buscamos una forma distinta de producirlos, al mismo tiempo de incorporar mucho relleno. Llegamos a un resultado donde este berlín 2021 es suave, dorado, con una consistencia muy similar a la de un pan de huevo”, afirma Felipe Ñancupil, socio de la pastelería ubicada en Los Ángeles y Huépil, creada por sus padres.
De hecho, Ñancupil relata como anécdota que los clientes hacen apuestas para establecer si el berlín está frito u horneado. “Solo los que son de la zona, saben que es frito”, comenta. Sobre eso, en los rellenos, buscaron refinar las materias primas, desarrollando una nueva receta que incluye en un solo berlín tanto manjar como crema pastelera. “Podemos asegurar que, en estos berlines, es casi imposible comer solo masa donde la gracia está en esta versión mixta donde se mezclan lo dulce del manjar con la suavidad de la crema pastelera; así, se pueden probar los dos rellenos en un solo bocado”.
Junto con esto, el siguiente paso fue trabajar en el tamaño del dulce. “Buscamos crear una dimensión donde cada persona quede totalmente satisfecha de la experiencia y sabor. Por ello, estos son más grandes de lo que normalmente podemos ver comúnmente. Pero, no dejamos de realizar una versión mini, ideal para los que no quieren perderse la posibilidad de darse un gusto, pero que prefieren cuidar la línea”, acota Felipe. El berlín normal pesa 200 gramos ($1.000) y el mini solo 60 gramos ($500).
Desde la repostería tradicional de la Región del BioBío explican que otra ventaja de estos berlines es que son recetas de autoría propia, con características únicas y productos de trazabilidad en esta zona del país.
Si se les hace agua la boca y desean solicitar o comprar alguno, se puede visitar la página web www.nft.cl/pastelerianys o el Instragramhttps://www.instagram.com/pasteleria_nys/para hacer tu pedido o comprobar esta nueva realidad de berlines, con real acento sureño, que ya prepara su expansión a Santiago.