Quien no ha tenido la fortuna de ir a The Glass al menos una vez en su vida, se está perdiendo de un gran placer. Es la tercera vez que me toca sentarme en sus comedores emplazados en lo más alto del hotel Cumbres de Vitacura y la sensación sigue siendo la misma.
El chef Claudio Úbeda es un maestro en su oficio. Cocina con tanto amor y pasión que se nota en cada bocado. Y no, no es un cliché decirlo, es una mera realidad. Su cocina es nacionalista, de impecable presentación y armónicas texturas y colores. Los productos frescos del mar y la tierra por obligación son su sello.
Me tocó compartir la mesa con otros colegas, periodistas y sibaritas todos. Un grupo muy entretenido y expectante de ver si esta vez el chef Úbeda lograba conquistarnos nuevamente por el estómago, porque nuestro corazón ya lo tenía más que ganado.
Cada plato que probamos fue maridado con un vino especial para demostrar todo su potencial.
Comenzamos probando una suave crema de Topinambur directamente traído del sur con Trufa de Futrono y Huevito de Campo cocinado a baja temperatura. Un platillo perfecto para comenzar y acompañar un día un tanto frío. La trufa le entrega la fuerza necesaria al sabor, el huevito de campo aporta textura y color y el Hinojo que corona le da contraste. El plato en el que se sirve esta delicia es de piedra de Pelequén.
Nuestro segundo fue, sin duda, uno de mis preferidos. Un plato de pocos y sencillos ingredientes, pero cocinados de tal manera que nuestra mesa quedó en total silencio cuando nos dispusimos a probarlo. Corvina con mix de Hongos (de recolección) y habas salteadas. Bocados suaves y sabrosos directo al paladar. ¡Una delicia! Y ese plato cobrizo, tan chileno.
Con el corazón más que contento y la guatita más que llena, esperamos el tercer tiempo. Y no podía faltar; una lujuriosa Plateada al Jugo cocinada por 36 horas acompañada de pastelera. Una cocción tan paciente y delicada que logra que la carne se corte de solo mirarla. Cada bocado lleno de sabor. Humeante, jugosa, un plato agridulce por excelencia.
Y para terminar, porque sí, lamentablemente todo lo bueno debe acabarse alguna vez, el postre. Si bien no es de los platos que más espero al contrario de muchos otros, siempre se recibe con gratitud. Esta vez, el chef Claudio Úbeda nos invitó a saborear Picarones pasados con helado de harina tostada. ¡Sorpresa! Un juego frío y caliente que puso nuestros paladares a prueba. Como siempre la presentación impecable.
No me queda más que decir gracias al chef y a todo su equipo de cocina. A The Glass por existir y al hotel Cumbres de Vitacura por albergar este maravilloso restaurante de comida chilena.
¿Dónde? Avenida Kennedy Lateral #4422, Vitacura.