Es un hotel icono de Santiago. El Crowne Plaza, con 40 años de existencia, alberga entre sus paredes no solo habitaciones, salas de reuniones y salones para sus huéspedes. El hotel es el refugio de Urbano 136, un restaurante que te hace olvidar aquella rigurosidad de un hotel de perfil ejecutivo y te sumerge en una atmósfera cálida, sabrosa y un poco desconocida.
El Sous Chef José Oróstica está en sus fuegos hace 23 años y se inspira en las regiones de nuestro país para crear maravillosos y deliciosos platos para todo aquel que quiera traspasar las puertas del hotel y llegar hasta el segundo piso, en donde está ubicado el restaurante.
En esta, su carta otoño / invierno, las carnes, los pescados y las guarniciones calientitas están a pedir de boca. Siempre maridando con excelentes vinos. Para comenzar, un Carpaccio de Salmón Ostión con aderezo de mostaza, fresco y de ricas texturas. Además, un Tartar de Atún con Mousse de Palta, mayo al ajo y tinta de calamar que te deja pidiendo repetición. Sedoso.
¡Que gran inicio!
El Pastel de Choclo Marinero fue el rey de la noche. Con una base de caldo de loco y relleno de puros manjares del mar chileno, es sin duda un plato que te queda en la memoria. Es medio dulzón -claro, por el choclo- generoso por dentro y muy cremoso. Por otro lado, el Raviol de Cordero y Salsa al Merlot ni siquiera necesita foto, porque no le haría justicia. Al dente, de maravillosa textura en boca, jugoso y de rica acidez gracias al merlot.
¿Dos platos más? Para los fanáticos de la carne, no pueden dejar de pedir el Filete en Salsa de Morillas con papas rosti y camarón ecuatoriano. Quizás quise una carne más roja, pero no por eso estaba menos sabroso. La salsa que emulsiona a esta carne se lleva gran parte de los premios. Comerse este plato recién salido de la cocina es un verdadero placer. Ahora viene el pescado. La reina del mar se presenta en gloria y majestad -me refiero a la Merluza Austral– con papas y pimientos ahumados, con un pebre de palta. Correcto punto del pescado, suave, con un papa que le aporta cuerpo al plato y un pebre que le da frescura. ¡Match!
Dos manjares dulces se presentaron sobre la mesa. La Tarta de Chocolate con Helado de Vainilla, sin gluten, es un postre que, aunque no lo parezca, es bastante livianito y equilibrado. Por su parte, la Trilogía de Postres presenta como en una obra de arte una Milhojas de Chancaca, un Poe de Plátano con puré de Mango y un Berlín con Pastelera. Para satisfacer a todos los gustos. Mi favorito, el Poe de Plátano.
Atrévanse a entrar a los hoteles y conocer sus restaurantes, no saben de todo lo que se están perdiendo. Gastronomía de primer nivel, atención exquisita y grandes etiquetas de vino. No les tengan miedo.
¿Dónde? Av Libertador Bernardo O’Higgins 136, Santiago.